El arte pastoril, en el que fundamentalmente nos vamos a centrar, encaja perfectamente dentro de lo que habitualmente se define como arte popular, ya que participa completamente de su esencia: la ausencia total de cualquier academicismo. Aunque nuestros viejos pastores no estuvieron exentos de influencias externas, nada tienen que ver estas con las normas académicas por las que se ha regido la historia del arte tal y como normalmente se entiende. En el seno de una sociedad prácticamente preindustrial nuestros artistas anónimos tuvieron "otros" motivos inspiradores, tanto en lo aprendido como en lo heredado, así como en la contemplación del mundo diario que les rodeaba.
Poco a poco iré analizando y mostrando esa cosmogonía pastoril que se representa de forma muy fiel en todos esos enseres que tan artísticamente adornaron para su embellecimiento.
Cascapiñones de madera profusamente decorado a punta de navaja con motivos vegetales (Colecc. J. García).
Para ello utilizaré imágenes de objetos de mi propia colección, y en otros casos de las ricas y amplias colecciones del Museo Etnográfico de Castilla y León y del Museo del Traje.
La panoplia de objetos, con muy variadas funcionalidades, que nos ha legado el mundo pastoril es sumamente amplia, e iré poco a poco desgranándola. De tal forma que protagonizarán las próximas entradas del blog: vasos de asta, cucharas, cascapiñones, cajitas de rapé, polvorines, bastones, ruecas, castañuelas, sellos del pan, punzones, agujas calceteras, bolillos, fiambreras, saleros, especieros, cerilleros y un largo etcétera de objetos.
Detalle de un vaso de asta en el que podemos ver un pequeño altarcito con la representación en su interior de la virgen del Pilar. Las advocaciones marianas son frecuentes en el arte pastoril (Colecc. J. García).
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